Hola a tod@s,
Hay retos que surgen por necesidades, otros que surgen
por objetivos y hay otros que surgen, sin más.
Uno de esos días, tontos, en los que no hay muchas ganas
de entrenar, de esos en los que te pones a hablar de cualquier tontería por no
echarte al agua. Y la conversación empieza girando entorno a una absurdidad y
termina con un “¡Venga, a finales de Enero lo hacemos!”. Y vaya que si lo
hicimos.
Un día, hablando con mi socio José, comentábamos que en
que momento, nadar 2500m, correr 60 minutos o rodar 3h se había convertido en
algo “normal”. Y supongo que es la evolución natural de la gente, que como
nosotros, busca ese pelín más cada vez, ese extra, ese último reto. Si no de que
íbamos a estar inscritos en un Ironman.
Por eso cuando nos planteamos hacer 500 largos en una
piscina, 12.5 kms (el estrecho de Gibraltar tiene 14 kms), no me parecía tanto.
Luego pensándolo…bueno…que no quiero adelantar acontecimientos!
Esta vez no había competición, ni preparación específica
(aunque si que los últimos entrenos en la piscina fueron más encaminados a un
ritmo constante). Mentalmente estaba convencido. "Si me alimento y bebo bien
está hecho" ( a lo que José me miraba como “Donde te estas metiendo chaval!”).
Así que esta vez, cuando sonó el despertador a las 6.45h
no había nervios. Simplemente una sensación de paz, de reto personal, pero nada
de ansiedad, nada de prisa. Así que desayuné, como cualquier otro día,
añadiendo un plátano para tener algo más de reserva. Y a las 8.30 para la
pisci…
Pero antes de relatar lo que pasó en esa piscina, es
importante matizar algunas cositas. Porque claro, si esta Josete por el medio,
no iba a ser todo tan fácil como llegar, nadar e irnos a casa. No. Pepelu
Style. Sí. Porque la historia ésta la teníamos hablada desde hacía un tiempo,
pero cuando veo que mi amigo empieza a negociar con los socorristas, que le
llaman al teléfono y se aleja y que cuando nos juntamos los amigos, hablan
bajito y se callan cuando llego yo, algo había. Pero claro, mi “submente” no
daba para tanto…
Así que cuando me estoy cambiando en el vestuario y
primera sorpresa, aparece mi amigo y ex profesor José Díaz, el gran
Nadandolibre, le doy un abrazo porque es un gustazo verle después de tanto
tiempo y que haya sacado un hueco para acercarse a ver esta locura, me da
algunos consejos que acepto de inmejorable grado. Y ahora si que si, veo que
Rebe entra con un micrófono y María con un cámara, pienso “Hostia! Esto va en
serio!” (me habían avisado la noche anterior). Rebe, totalmente profesional, me
empieza a preguntar sobre el reto, las motivaciones, estrategia, dedicatoria. Y
tengo que tirar de mis tablas frente al público, para no venirme abajo
jajajaja. Salgo del vestuario y me encuentro un stand de Isostar, miro a Josete con cara de "COMO?" y me devuelva esa sonrisa tan suya de "con quien te pensabas que s¡estabas tratando?". Ya no queda nada! 8.55! Caliento, estiro un poco, me embadurno de
vaselina porque llevo el mono del club y no se como me va a ir, pero ya no hay
vuelta atrás (en ningún momento se me pasa por la cabeza retractarme). Pulso el
botón rojo del pulsómetro y al agua! Solo me quedan 500 largos por delante!
Cuando Rebe me había preguntado por la estrategia no
tenía nada muy definido, sabía que quería nadar muy largo al principio, y ver
que pasaba después. Hay que tener en cuenta que nunca había superado los 4000m
en un entreno, asi que a partir de ahí todo era incognita. Mi idea era hacer
150 largos seguidos (3750m, distancia Ironman), luego volver a repetir hasta
los 300, y hacer los últimos 200 en dos tandas. Pero cuando vas a nadar durante
casi cinco horas, pasan cosas…
Así que nada más empezar iba ultra-concentrado en el
estilo, la brazada, respirar, braceando más veces de las habituales para forzar
menos los músculos. Decidí no contar los largos, “son muchísimos, ya me irán
avisando”. Al principio es sencillo, por debajo de mi ritmo de entrenamiento,
reservando, y veo el primer cartel. 50 largos! (1250m). Solo me queda hacer
esto otras nueve veces más!. Levanto el dedo índice. A seguir! Van pasando los
largos y enseguida llegan los 100! (2500m). Bebo un poco de bebida isotónica
que Isostar nos había cedido de manera generosa (a la postre fue una de las
claves!). Sigo nadando muy cómodo, ni asomo de calambres, ni de sobrecarga y me
acerco al límite de entreno. Veo el cartel de los 150!!!!!. Me encuentro cómodo
como para seguir, pero hay que ser inteligente y saber parar. Salgo de la
piscina!
Mi socio me pregunta “Voy bien, muy bien! Estoy como
nuevo!”. Y es la verdad. El mono me ha rozado un poco, pero nada serio, aún así
Irra va a casa a buscarme un repuesto. Aprovecho a ir al baño (que esta feo
mear en la piscina Michael Phelps!), comer algo, más consejos de Nadandolibre,
mi chica me mira con cara de “Estas bien?”. Muy bien. Preparado para los
siguientes 150.
Nada más entrar al agua, no se si por haberme quedado
algo frio, noto que si que tengo los hombros y el dorsal un poco cargados.
Bueno sabía que podía pasar, asi que no pienso mucho en ello, el ya mítico “la
barrita hará efecto tarde o temprano”. Durante esa tanda mi profesor, y amigo,
Nadandolibre hace unos largos conmigo, cosa que se agradece enormemente, y me
da un montón de nuevos consejos, “estira el dorsal en cada salida de largo”,
“haz la brazada más larga para cargarte menos”, consejos que luego me ayudaron
a seguir con el reto. Al paso del 200 me ofrecen cambiar de bañador pero decido
seguir otro poco más, aún me noto fresco, aunque ya es oficial que el hombro
empieza a quejarse. Llegan los 250!. Se acerca Irene, muy grande, y me dice “Ya
vas la mitad, eres un máquina!”. También es en ese momento en el que noto que
empiezo a no darme cuenta de muchas cosas, porque, hoy al escribir, me ha
costado recordar que Josete nos sacó un montón de fotos debajo del agua, o que
en ese momento, fui a cambiarme de bañador (Gracias Irra!!!!!), o que el pobre José
(el hermano de Irene, cuantos Joses!!!!) me hizo preguntas sobre que tal me
encontraba, y no recuerdo ni lo que contesté, o también que cuando me cambié el
bañador mi socio me puso la banda del pulsómetro para ver que tal iba ese
corazón (como un reloj!, aunque la banda no marcó nada!). Analizando a posteriori creo que pudo ser un aviso
de lo que iba a venir a continuación, y que yo interpreté como cansancio o como
concentración.
A partir del largo 300, más o menos, empiezo a notar que
me empiezan a doler los codos. Nunca me había pasado, y al principio no se muy
bien que hacer, intento no fijarme mucho y seguir nadando. Noto que voy más
despacío, y creo que mi socio se da cuenta, porque se echa al agua a nadar un
rato conmigo (que al final fueron 100 largos). Cuando nos acercamos al 400 me
sigue doliendo y los hombros están muy cargados y entonces me doy cuenta,
glucosa!. Al parar pido un gel, mi amigo me mira y dice “Traerle un gel”. Claro
me había quedado sin reservas de azúcar y el tendón empezaba a notarlo.
Y a partir de ahí empecé a contar, pero marcha atrás,
98,96,94…50, última tanda. Ya se que voya
terminar, lo he sabido desde el principio, pero ahora es un hecho. 48,
46…10. Me señalan el largo 490, levanto el puño, y escucho como la gente
aplaude y me jalea!. 8, 6…”vamos Yonitoooo”, 4 “solo cuatrooooo”. Últimos dos
largos, se me empañan los ojos, ya lo tengo, cuando llego al final del
penúltimo largo. Sorpresa!. Salgo de la piscina, miro a toda mi gente al fondo
en el otro lado y por supuesto, BOMBAAAAAA!
500. 4H25. Otro reto. Otro límite. Más satisfacción. Más
felicidad. Y de nuevo esa sensación, insuperable, de no querer estar en otro
lado.
Y a partir de aquí lo mejor del día. Las palabras de la
consecución del reto (no se ni que dije). Chocar la mano de Jose el hermano de
Ire. Guiñarle un ojo a María. Abrazar a mi socio y darle las gracias mil y una
veces. Ver la sonrisa de Juan y Medio de Rafa y sentirme enormemente orgulloso
y feliz. Intentar abarcar a Casares en un abrazo. El beso de mi chica (que todo
campeón merece, pero que viniendo de ella es mucho más que un premio). La
sonrisa eterna de Irene que me reconforta allí donde este. Darle un beso a mi
madre adoptiva. Y volver a ver a mi “hermano” pequeño Dani. Papa Torcua que no
quiso hacer los dos últimos largos conmigo. Buclecitos que una vez más estuvo
allí para no perdérselo. El trofeo de Aquaman 2013, que mordí (como Rafa Nadal)
y disfruté. Y la mejor de las sensaciones, notar que no puedo tener más suerte.
No puedo estar mejor rodeado!
Y luego fui recordando muchos más detalles…
Cuando le guiño el ojo a mi amigo en los primeros largos,
diciéndole “Ahora me toca a mí, te vas a sentir orgulloso”. Cuando saco el dedo
índice en los primeros 50. Los gritos de ánimo de Guille. Un “vamos Yonito” de
una voz que reconocí al final (Gracías José “Guapo”). Irene diciéndome “Eres
una máquina, ¿de que estas hecho?”. Esa camiseta súper original, con el dibujo de
aquaman con mi cara. Los aplausos de los nenes animando a un “señor mojado y
arrugadito” Buscar a mi chica en cada largo y ver que estaba preocupada,
siempre alejada del resto y siguiendome con la mirada. El esfuerzo de María por grabar cada momento. Las
super fotos subacuáticas, de nuevo de mi socio. Ver que había venido Rafa. Ver
que Casares estaba allí al final. Acordarme de mi primo al llegar a la mitad.
Acordarme de mi padre en el último largo…
Al final lo que empezó como una apuesta entre dos amigos,
acabo siendo otro paso más. En ese “camino”. En ese que empezó cuando un amigo,
del que siempre nos acordamos, nos dejó. Pero nos lego el consejo más sabio.
Disfrutar de la vida. Sorberla a cada paso. Y cada una la sorbe a su manera.
Quizas yo la disfruto mirando una raya azul durante 12.5
kms. Sabiendo que al final de esos metros esta la recompensa de saber que
siempre hay más, que tu mente puede llevarte a muchos sitios, que tu gente
puede llevarte a sitios que tu mente no puede y que las ganas de vivir, de retarte
continuamente, de saborear cada cm del camino, hacen, de esto que llamamos
vida, algo maravilloso.
Gracias. Y un abrazo enorme!!!!!!!
PD. No quería dejar pasar la oportunidad de agradecer a
Isostar su apoyo, y reconocer que su producto con lactato fue todo un acierto,
ya que no tuve calambres en ningún momento de la prueba. Esta claro que si
tenia dudas, ya se que es lo que voy a llevar a partir de ahora en mis entrenos
y pruebas.
También a Nadandolibre (Jose Díaz) que tuvo el detalle de
estar allí conmigo y darme consejos valiosísimos y algo que, seguramente, fue
clave a la hora de culminar, y eso es el estilo de natación que él me enseño.
Un crack! (Buscad su perfil en Facebook, como Nadandolibre Open Water, o su
pagina web www.nadadandolibre.com).
Y por ultimo no quería dejar de destacar que Josef Ajram,
aún seguro teniendo miles de tuits cada día, se molesto en desear un suerte,
tuitear un enhorabuena y retuitear un mensaje de Guille. Pero aquí me gustaría
decir que la perseverancia y las ganas de mi socio Jose hiceron el 99% y que la
dedicatoria de Josef debería ser para él y no para mí. Gracias Bro!